Muchos países ahora entienden que prevenir COVID-19 ya no es una opción realista, y viajar con COVID se está convirtiendo en una nueva norma.
El mundo está aprendiendo a vivir con el virus. Los viajes y el turismo están de vuelta en pleno apogeo, y los viajeros ya no aceptan que el virus se interponga en su camino.
La tolerancia cero en China contra COVID, imponiendo horribles bloqueos de millones tampoco funciona.
La World Tourism Network ha estado diciendo durante un tiempo, es importante aprender a vivir con el virus, pero respetar este virus sigue siendo una amenaza.
Estados Unidos y Europa han estado poniendo restricciones a los viajeros de China después de un reciente y renovado brote de COVID en la nación más poblada del mundo.
Algunos pueden decir, esto es necesario, otros dicen que no hará la diferencia. IATA en una declaración de hoy está resumiendo la realidad, sugiriendo que tales restricciones son contraproducentes para los viajes y el turismo y deberían eliminarse.
Mientras que en 2020 IATA pidió qué tan alto es el riesgo de contraer el virus en el avión, hoy esto se traduciría como “no importa”. IATA, por supuesto, representa a la industria global de las aerolíneas, una industria que está ganando dinero de nuevo y no quiere cambiar esto.
La declaración de IATA dice:
“Varios países están introduciendo pruebas de COVID-19 y otras medidas para los viajeros de China, a pesar de que el virus ya circula ampliamente dentro de sus fronteras. Es extremadamente decepcionante ver este restablecimiento instintivo de medidas que han resultado ineficaces durante los últimos tres años.
La investigación realizada en torno a la llegada de la variante Omicron concluyó que poner barreras en el camino de los viajes no hizo ninguna diferencia en la propagación máxima de infecciones. A lo sumo, las restricciones retrasaron ese pico unos días. Si surge una nueva variante en cualquier parte del mundo, se esperaría la misma situación.
Es por eso que los gobiernos deberían escuchar los consejos de expertos, incluida la OMS, que desaconsejan las restricciones de viaje. Tenemos las herramientas para manejar el COVID-19 sin recurrir a medidas ineficaces que cortan la conectividad internacional, dañan las economías y destruyen empleos. Los gobiernos deben basar sus decisiones en 'hechos científicos' en lugar de 'políticas científicas'”.