El mundo contemporáneo está, dicen algunos, marcado por un sentimiento predominante de estrés o ansiedad. En un estado de ser que está simultáneamente lleno de angustia e impulsado por el deseo, controlado por un protocolo sobre cómo vivir y actuar en nuestra contemporaneidad. El resultado es tensión, un dominio dramático entre dos estados: presión e impulso. La exposición Copenhague. Red Light Green Light (En el reino de los sentidos) despega de un estado mixto de tensión, ternura y fuerza vital.
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