He tenido el privilegio de vivir y trabajar en Tailandia desde 1991, y a lo largo de las décadas he visto a este hermoso país convertirse en uno de los destinos turísticos más queridos del mundo. Desde los años de recuperación tras la Guerra del Golfo hasta el auge de principios de la década de 2000, y más recientemente, los desafíos de la COVID-19, el turismo tailandés ha pasado por altibajos.
Hoy, Tailandia se enfrenta a otro momento crucial. La caída en las llegadas internacionales nos obliga a detenernos, reevaluar y reimaginar cómo podría y debería ser el turismo en Tailandia. Y, en mi opinión, eso no es necesariamente malo. De hecho, creo que es una oportunidad muy necesaria.
Sostenibilidad: una base para el futuro
Uno de los cambios más prometedores que he observado en los últimos años es el creciente compromiso del sector hotelero con la sostenibilidad. Ecoalojamientos, granjas orgánicas y proyectos de turismo comunitario han surgido en todo el país, desde Chiang Rai hasta Trang. En mi experiencia, estas iniciativas no solo atraen a viajeros responsables, sino que también fortalecen los vínculos entre el turismo y los medios de vida locales.
Es este impulso el que la Autoridad de Turismo de Tailandia (TAT) debería aprovechar. La sostenibilidad no es solo una tendencia, es el futuro. Necesitamos una estrategia nacional coherente que posicione a Tailandia como líder en turismo regenerativo.
Khao Yai: una oportunidad perdida

Permítanme darles un ejemplo concreto. Un lugar muy querido para mí y que, sin duda, no se promociona lo suficiente es Khao Yai. A solo unas horas de Bangkok, esta zona abarca cuatro provincias: Nakhon Ratchasima (Pak Chong), Saraburi, Prachin Buri y Nakhon Nayok. Sus espectaculares paisajes montañosos, su clima fresco y sus viñedos de estilo europeo lo convierten en un destino único. Y, sin embargo, cuando lo busco en la página web de TAT, es prácticamente invisible.
Sospecho que este descuido se debe tanto a su complejidad geográfica como a sus limitaciones de infraestructura. Pero, en mi opinión, esos son precisamente los tipos de desafíos que un organismo nacional de turismo debería abordar, no evitar. La falta de un transporte público accesible, la escasez de taxis y la escasa vida nocturna no deberían ser motivos para ignorar esta joya. Deberían ser prioridades que se deban solucionar.
Por qué es importante el marketing bilingüe
Otra observación que he hecho a lo largo de los años es lo limitado que está el potencial turístico de Tailandia por el idioma. Muchas de las campañas regionales de TAT, como las promociones de la Temporada Verde, solo están disponibles en tailandés. Esto está bien si te diriges a los tailandeses residentes en Bangkok, pero ¿qué pasa con los millones de expatriados y visitantes internacionales que regresan y desean descubrir más que solo Phuket o Pattaya?

Un simple cambio a contenido bilingüe podría abrir un mundo de destinos ocultos a los ojos extranjeros. Tomemos como ejemplo Phu Ruea en Loei o Nakhon Phanom a orillas del Mekong: lugares ricos en historia, cultura y belleza natural. Estos lugares merecen atención, y unas pocas líneas de texto en inglés podrían marcar la diferencia.
Turismo interno: pensar más allá de la capital
Durante la pandemia, observé con interés cómo el gobierno tailandés implementaba programas de turismo nacional como "Viajamos Juntos" (Rao Tiao Duay Kan) y "Thai Rak Thai". Estos fueron cruciales durante la crisis y demostraron cómo una acción rápida podía impulsar las economías locales. Sin embargo, a menudo presuponían un perfil específico: clase media, urbano y residente en Bangkok.
Pero, según mi experiencia, los turistas nacionales tailandeses provienen de todos los ámbitos. Las vibrantes comunidades de Isan, por ejemplo, representan un mercado enorme que aún se ignora en gran medida en la planificación nacional. Si queremos que el turismo sea más inclusivo y sostenible, debemos diseñar programas que reflejen la verdadera diversidad regional de Tailandia.
Por eso creo que una nueva campaña híbrida, como Love Thailand (Rak Thailand), podría ser revolucionaria. Al combinar incentivos para viajeros nacionales e internacionales, podría promover destinos olvidados, apoyar a las pymes y fomentar viajes responsables con el medio ambiente y con raíces locales.
Promoción regional: una estrategia inteligente
Las oficinas de TAT en Singapur, Kuala Lumpur, Nueva Delhi y Bombay desempeñan un papel fundamental en la promoción de Tailandia. Pero creo que es hora de ampliar su discurso. En lugar de vender solo las mismas vacaciones de playa, ¿por qué no destacar joyas menos conocidas como Phatthalung, Nan o incluso los barrios culturales de Nakhon Ratchasima?

Con mejores conexiones aéreas, mejor señalización y más guías locales, estas regiones podrían fácilmente convertirse en las favoritas de los viajeros internacionales, especialmente de aquellos que buscan autenticidad en lugar de multitudes.
Una oportunidad para reinventar
La belleza natural, la rica cultura y la hospitalidad de su gente siguen siendo nuestros mayores activos. Pero ya no podemos depender únicamente de estas fortalezas. Si queremos asegurar el futuro de nuestro sector turístico, debemos actuar ahora: con creatividad, inclusión y una visión audaz.
Mi esperanza es que aprovechemos este momento no para volver a la normalidad, sino para dar forma a una industria turística más inteligente, más ecológica y con mayor diversidad regional.
Después de todos estos años en Tailandia, sigo tan optimista como siempre. Este país tiene todo lo necesario para prosperar. Ahora es el momento de compartirlo todo con el mundo.