Los océanos se están muriendo. ¿Qué estamos esperando?

Cumbre del Plástico

Si los océanos se destruyen, nosotros también. Esto no es una metáfora. Los océanos producen más de la mitad del oxígeno que respiramos, regulan nuestro clima, alimentan a miles de millones de personas y absorben enormes cantidades de dióxido de carbono y calor de las actividades humanas. Son el sistema vital de la Tierra. Y están en serios problemas.

Los arrecifes de coral están muriendo. La sobrepesca está colapsando las poblaciones marinas. Grandes remolinos de plástico están asfixiando la vida marina. Las aguas se están calentando y acidificando. El nivel del mar está subiendo. Las profundidades marinas se consideran la próxima frontera para la extracción industrial. Es una tormenta perfecta, y nosotros somos la tormenta. Sin embargo, a pesar de todo esto, la protección de los océanos sigue siendo una cuestión política de último momento, una frase en un discurso, una nota al pie en las negociaciones sobre el clima. ¿Por qué?

Tratamos el océano como un vertedero y una mina.

Actuamos como si el océano fuera demasiado grande para quebrar. Pero estamos poniendo a prueba esa teoría rápidamente. Cada año, más de 11 millones de toneladas de plástico llegan al mar. Para 2050, podríamos tener más plástico que peces en peso. La pesca ilegal y no regulada devasta los ecosistemas marinos, con un coste estimado de 20 XNUMX millones de dólares anuales para la economía mundial. La minería en aguas profundas, a pesar de ser poco conocida, ha recibido luz verde en algunas aguas internacionales, lo que supone un riesgo de daños irreversibles para ecosistemas que apenas hemos empezado a estudiar. Todo esto ocurre en un espacio que se encuentra mayormente más allá de las fronteras nacionales: alta mar. Durante décadas, este vasto territorio ha sido el Salvaje Oeste de los bienes comunes globales y ha estado en gran medida desregulado, explotado y desatendido.

Un rayo de esperanza

En 2023, tras casi dos décadas de negociaciones, las Naciones Unidas adoptaron el Tratado de Alta Mar, un paso largamente esperado para regular la actividad humana más allá de las aguas nacionales. Promete nuevas áreas marinas protegidas, evaluaciones de impacto ambiental y una distribución más equitativa de los recursos genéticos marinos.

Es un logro histórico. Pero no es suficiente. Solo el 8% del océano global está protegido actualmente, y la mayor parte de esa protección se aplica de forma deficiente. El objetivo internacional es el 30% para 2030. Pero las zonas protegidas, en teoría, no protegen los ecosistemas a menos que sean vigiladas, monitoreadas y respetadas. A menudo hablamos de carbono, pero no lo suficiente de corrientes. Los océanos han absorbido más del 90% del exceso de calor del calentamiento global y más del 30% de nuestras emisiones de carbono. Al hacerlo, nos han evitado extremos climáticos mucho peores, a su propia costa. El calentamiento de los océanos provoca el blanqueamiento de los corales, la migración de peces y alteraciones en la red trófica. La acidificación dificulta la supervivencia de los mariscos y el plancton, lo que afecta a toda la cadena alimentaria marina.

Mientras tanto, el aumento del nivel del mar causado por la expansión térmica y el derretimiento del hielo amenaza con desplazar a cientos de millones de personas de las ciudades costeras en las próximas décadas. Pensemos en Yakarta, Miami, Alejandría, Bombay. La protección de los océanos no es un tema secundario en la crisis climática. Es fundamental.

¿Qué deben hacer los gobiernos y las empresas?

Los gobiernos deben dejar de dar largas. Unas pocas promesas aquí y allá no bastarán. Necesitamos compromisos vinculantes, una aplicación rigurosa y una inversión clara en ciencia, vigilancia y restauración. Deben prohibir las prácticas pesqueras destructivas, combatir las flotas ilegales, regular la producción de plástico, detener la minería en aguas profundas y acelerar la descarbonización del transporte marítimo. Europa está dando algunos pasos, pero incluso las políticas progresistas se ven obstaculizadas por la falta de aplicación y la inercia geopolítica. El Norte Global también debe ayudar al Sur Global no con sermones, sino con financiación, tecnología y acuerdos justos.

Las corporaciones, especialmente las del transporte marítimo, la pesca, la moda, el petróleo y la industria química, no pueden seguir tratando el océano como un sumidero gratuito. Algunas están experimentando con etiquetas de sostenibilidad, cadenas de suministro más limpias y créditos de carbono. Esto es positivo, pero insuficiente. El sector privado debe cambiar de un modelo extractivo a uno regenerativo, donde preservar la salud del océano no sea una ventaja, sino un punto de partida. Tan solo la industria de la moda libera millones de fibras microplásticas al océano a través de la ropa sintética. Existen filtros. Existen textiles biodegradables. Sin embargo, sin regulación ni rendición de cuentas, las ganancias seguirán primando sobre el planeta.

que podemos ¿hacer?

Esto no es solo tarea de estados y directores ejecutivos. Como individuos, tenemos iniciativa. Reduzca su consumo de plástico, elija productos del mar sostenibles, busque etiquetas, vote por líderes con agendas climáticas y oceánicas creíbles, apoye iniciativas de conservación costera como las de la Alianza Oceánica mundial, eduque a sus hijos y tome mil medidas más.

Los océanos han parecido lejanos, misteriosos, incluso eternos, durante mucho tiempo. Esa ilusión es peligrosa. Son frágiles y están cambiando rápidamente por nuestra culpa.

Proteger los océanos no se trata solo de los peces. Se trata del futuro de la alimentación, el clima, la salud y la estabilidad geopolítica. Se trata de equidad entre países y generaciones. Se trata de repensar nuestro lugar en la red de la vida. ¿La buena noticia? Los océanos son resilientes si dejamos que se recuperen. Pero debemos actuar ahora. No en cinco años. No solo en la próxima cumbre climática en Glasgow, donde pronunciaré un discurso el próximo noviembre, sino también en la próxima cumbre climática en Niza, donde pronunciaré un discurso el próximo junio. Ahora. Porque si los océanos mueren, nosotros también.

Conservación de Ocean Alliance

imagen 5 | eTurboNews | eTN

Ocean Alliance Conservation Member (OACM) es la primera organización mundial dedicada a promover la conservación de los océanos y el desarrollo del turismo sostenible.

Su visión es proteger los ecosistemas marinos al tiempo que se fomenta el crecimiento económico y el bienestar social.

OACM se centra en apoyar la conservación marina colaborando estrechamente con gobiernos, corporaciones y comunidades locales para proteger los recursos marinos y desarrollar el ecoturismo que apoye la conservación de la biodiversidad acuática.

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