A partir del martes 30 de noviembre de 2021, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, ha declarado que sus fronteras están cerradas a todos los extranjeros en respuesta a la Variante Omicron COVID-19.
Los ciudadanos japoneses que regresen al país después de un viaje deberán ponerse en cuarentena en las instalaciones designadas por el gobierno. Los extranjeros que tengan visas de residente vigentes también podrán regresar al país, al igual que algunos viajeros diplomáticos y casos humanitarios.
Aunque todavía no se han reportado infecciones por Omicron en Japón, el primer ministro dijo: "Estamos (tomando medidas) con una fuerte sensación de crisis, y agregó:" Estas son medidas temporales y excepcionales que estamos tomando por razones de seguridad hasta que haya más claridad información sobre la variante Omicron ".
Japón sigue a Israel como los únicos 2 países que cierran sus fronteras por completo. El sábado, Israel dijo que prohibiría la entrada de todos los extranjeros al país, convirtiéndolo en el primer país en cerrar sus fronteras por completo en respuesta a Omicron. El primer ministro de Israel, Naftali Bennett, dijo que la prohibición, pendiente de la aprobación del gobierno, duraría 14 días y que el país utilizaría tecnología de rastreo telefónico antiterrorista para contener la propagación de la variante Omicron.
Omicron ha sido etiquetado como una "variante de preocupación" por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según el sitio web de la OMS, la variante Omicron tiene una gran cantidad de mutaciones, algunas de las cuales son preocupantes. La evidencia preliminar sugiere un mayor riesgo de reinfección con esta variante, en comparación con otras variantes preocupantes. El número de casos de Omicron parece estar aumentando en casi todas las provincias de Sudáfrica.
La tasa de vacunación de Japón es la más alta entre las economías del G7, que incluye a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea. Las infecciones por COVID-19 han disminuido significativamente desde que la quinta ola alcanzó su punto máximo en agosto.
Prefiriendo pecar de cauteloso con los ciudadanos japoneses, el primer ministro Kishida dijo: "Estoy preparado para soportar todas las críticas de quienes dicen que la administración de Kishida está siendo demasiado cautelosa".