Viajar en tren de Europa al Pacífico, sin pasar por Rusia, también podría ser una nueva actividad turística en el futuro. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitaron Uzbekistán en abril para asistir a la primera Cumbre Asia Central-Unión Europea. Los presidentes de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán participaron en la cumbre.
La cumbre permitió a la UE mostrar su interés en impulsar el compromiso bilateral y ampliar la cooperación regional con los países de Asia Central, demostrando la creciente importancia estratégica de la relación entre Asia Central y la UE en el cambiante panorama geopolítico euroasiático.
El año pasado, los países del G7 anunciaron que estaban dispuestos a invertir hasta 200 millones de dólares en proyectos de infraestructura en Asia Central.
Dada la creciente importancia del corredor comercial que conecta a China con Europa y Asia Central, la cooperación en el transporte regional afectará sustancialmente a las economías de Europa, las naciones de Asia Central y China.
El volumen de transporte ferroviario de mercancías entre China y Europa, vía Asia Central, sigue creciendo rápidamente. En 2024, se realizaron 19,000 viajes en tren, un 10 % más que el año anterior. Transportaron más de 2 millones de TEU (unidades equivalentes a veinte pies) de carga, lo que representa un aumento del 9 % con respecto al año anterior. Lanzado por primera vez en 2011 como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, el servicio ha conectado 227 ciudades en 25 países europeos y más de 100 ciudades en 11 países asiáticos. Para el 3 de diciembre de 2024, se habían transportado más de 11 millones de TEU de mercancías, con un valor total superior a los 420 millones de dólares.
Las naciones europeas que buscan reducir la dependencia de la ruta ferroviaria entre China y Rusia han encabezado la creación de una ruta más directa a través de Asia Central, llamada Ruta de Transporte Internacional Transcaspiana, también conocida como Corredor Medio.
Esta red refleja la histórica Ruta de la Seda, conectando China y Europa a través de Asia Central, el Mar Caspio y el Cáucaso Sur, con destino final en Turquía y el Mar Negro. Inaugurado en 2017, el Corredor Medio es un sistema de transporte versátil que utiliza infraestructuras ferroviarias y portuarias consolidadas.

El tráfico de mercancías en el Corredor Medio aumentó un 63 % en los primeros 11 meses de 2024, alcanzando un total de 4.1 millones de toneladas métricas. Simultáneamente, el tráfico de contenedores se multiplicó por 2.7, en particular con el incremento de 25 veces en los envíos desde China. El Banco Mundial prevé que, para 2030, la mejora de la infraestructura de transporte podría elevar el volumen anual de transporte ferroviario en el Corredor Medio a 11 millones de toneladas.
Para lograrlo, la UE comprometió 10 millones de euros (10.8 millones de dólares) a infraestructura a través de su iniciativa Global Gateway y está considerando aumentar su participación.
A pesar del objetivo de la UE de impulsar el Corredor Medio para evitar el paso de Rusia, existe la posibilidad de que este esfuerzo mejore involuntariamente las conexiones globales de Rusia al conectar el Corredor Medio con el futuro Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur. Esta ruta de transporte se extiende por 7,200 kilómetros e integra rutas por carretera, ferrocarril y vía marítima a través de Azerbaiyán e Irán.
El Corredor Medio facilitará el comercio activo entre los países de Asia Central y el Cáucaso Meridional. Para maximizar su desarrollo, la UE podría impulsarlo en dos frentes. El primero, interno, afecta a los países de Asia Central y el Cáucaso Meridional. El segundo, externo, involucra a China y Turquía.
El Corredor Medio podría impulsar las conexiones económicas de China a lo largo de toda su ruta hacia Occidente. Esta expansión fortalecería el impacto económico de China en Asia Central y el Cáucaso. Al permitir el acceso de China no solo a Europa, sino también a Oriente Medio, el crecimiento del corredor podría transformar la configuración económica y geopolítica de Eurasia, impactando significativamente los patrones comerciales globales y las estructuras de poder regionales.
Turquía, como principal punto de entrada del Corredor Medio a Europa, se beneficiará de su progreso. Esto ofrece a Europa la oportunidad de recalcar a Ankara la importancia de Turquía en la política exterior de la UE. De esta manera, Europa puede consolidar el respaldo de Turquía a las iniciativas de la UE para el Corredor Medio y fortalecer las relaciones con los países de Asia Central.
Se espera que el compromiso actual de la UE en materia de infraestructura vaya más allá de la simple conectividad. Para que el Corredor Medio prospere verdaderamente, debe convertirse en un corredor económico integral que integre proyectos energéticos e industriales a lo largo de su recorrido, impulsando así significativamente la economía regional.
Las rutas ferroviarias Este-Oeste de Asia Central pronto se unirán a los ferrocarriles Norte-Sur que se están construyendo. Estas líneas ferroviarias conectarán Rusia y Asia Central, a través de Afganistán, Pakistán, Azerbaiyán e Irán, con los puertos de aguas profundas del Océano Índico. Esta convergencia convertirá a Asia Central en un centro de transporte clave para toda Eurasia.
El puente ferroviario China-Europa que cruza Asia Central es un eje vital para todos los países a lo largo de la Gran Ruta de la Seda. Simboliza el resurgimiento de antiguas rutas comerciales y fomenta los intercambios culturales y humanitarios entre Oriente y Occidente.
Esta nueva ruta conectará a personas y comunidades, fortalecerá la cooperación y abrirá puertas a innumerables oportunidades de desarrollo y prosperidad en la región. Un mayor desarrollo de estos ferrocarriles permitirá a todos los países a lo largo de la legendaria Ruta de la Seda comerciar y colaborar, mejorando así la competitividad de todas las partes involucradas.