Ni en una reserva forestal, ni en una ciudad inteligente, ni en una ruta de senderismo, ni en un centro de meditación.
Pero en Legoland, el primero en Asia, en Johor Bahru, en el extremo sur de la península de Malasia, la verdadera sostenibilidad reside en cómo tratamos a nuestros niños, la futura generación por la que todos parecemos preocuparnos tanto.
La verdadera sostenibilidad consiste en que cientos de niños jueguen juntos y felices en un entorno seguro donde puedan crecer, aprender y coexistir en paz, armonía y amistad inocente.
Un lugar lleno de vida, con las relajantes carcajadas de los niños, haciendo fila con entusiasmo para recibir una “lección de manejo” o lanzándose por uno de los toboganes del parque acuático, lamiendo conos de helado y gritando en cada giro y vuelta de una montaña rusa.
Sin complejos, sin prejuicios, sin agendas, sin muros, sin barreras. Árabes, chinos, rusos, indios, miembros de la ASEAN, europeos... hablan un montón de idiomas.
Todos ellos acompañados de familiares, incluidos algunos abuelos de la tercera edad como nosotros. Se trata de un turismo sostenible, responsable, significativo y regenerativo, todo en uno.
En Legoland, un auténtico Darussalaam (“Morada de Paz” en árabe), además de diversión y juegos, los niños pasan horas resolviendo acertijos, conectando puntos, resolviendo rompecabezas y aprendiendo sobre la naturaleza y la cultura.
Sin superhéroes violentos ni dinosaurios temibles. Un lugar para restablecer el valor del tiempo, para refrescarse y rejuvenecerse, mucho más eficazmente que cualquier spa o centro de salud y bienestar.
Mi esposa y yo pasamos dos días de relax con nuestros nietos gemelos, ambos varones de 11 años. Mientras los niños correteaban, mi esposa leía un libro o dormía la siesta.
Hice mucho trabajo y nació un nuevo lema: “Trabajar desde Legoland”. De vuelta a casa, nuestro hijo y nuestra nuera ganaron tres días para ponerse al día con el trabajo atrasado y recalibrar sus vidas.
Fue una celebración combinada de la infancia, la paternidad y la abuelidad: recuerdos invaluables que atesoraremos por siempre. Una experiencia verdaderamente transformadora y que cambió mi vida.
Aprendimos algo nuevo. Un panel explicaba la historia de Legoland y sus humildes orígenes en 1932 como fabricante de juguetes de madera en Dinamarca. En lo que respecta al medio ambiente, los contenedores de reciclaje estaban omnipresentes.
En el ámbito social, casi todas las mujeres vestían trajes de baño modestos. No sólo las musulmanas, sino también las chinas, indias y caucásicas.
El parque temático también promueve la integración de la ASEAN. En un pabellón se exhiben modelos en miniatura de lugares históricos y culturales destacados de todos los países de la ASEAN, con interpretaciones fáciles de leer.
Desde el punto de vista comercial, Legoland es una atracción estacional con altibajos en el número de visitantes durante los períodos no vacacionales, lo que abre múltiples oportunidades para impulsar el negocio de acuerdo con las tendencias sociales, demográficas y de viajes predominantes.
Los viajes familiares y para personas mayores están de moda. Legoland y Johor Bahru podrían convertirse en centros de ambos.
Se podrían organizar foros y conferencias periódicas para explorar nuevas tendencias y experiencias sobre estos temas, tal vez en cooperación con organizaciones infantiles locales, regionales y mundiales, a fin de recaudar fondos para los millones de niños que sufren en muchas partes del mundo. Apuesto a que los patrocinadores harán cola para brindar su apoyo.
Se podrían lanzar campañas de reunificación y consolidación familiar mediante pases especiales para días laborables y períodos de baja afluencia. Se podrían diseñar paquetes más completos que incluyan otros destinos de Malasia, además de Singapur y las islas indonesias de Bintan y Batam, ambas fácilmente accesibles en ferry.
Como se trata del primer Legoland en Asia, este tipo de campañas innovadoras y exhaustivas encajarían perfectamente con la presidencia de Malasia en la ASEAN en 2025, seguida de la campaña Visit Malaysia en 2026. Estas campañas harán crecer el turismo en Malasia, promoverán la integración sociocultural de la ASEAN y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Lo más importante es que ayudarán a las familias, las comunidades y la industria de viajes y turismo en general a comprender el valor de la paz, la armonía y la coexistencia.
Comprenda esto desde la perspectiva de un niño, no desde la de un líder político o empresarial, ni desde la de un burócrata de la ONU o del gobierno. Si eso funciona, la fiebre del oro para hacerse rico rápidamente llegará.
Ya están surgiendo cientos de nuevas unidades de vivienda, condominios y otras formas de “desarrollo”, y se están realizando mejoras en la infraestructura para facilitar los viajes transfronterizos desde el vecino Singapur.
En todo el mundo ya se oyen voces en favor de un equilibrio. Si Legoland y JB logran hacerlo bien, podría convertirse en un ejemplo de éxito en los anales del turismo y el desarrollo nacional.
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